La historia se desarrolla en el barrio de Bangú, donde Érika de Souza Vieira Nunes llevó a su tío Paulo Roberto Braga, fallecido, en una silla de ruedas hasta el banco. Su objetivo: finalizar la solicitud de un préstamo por la considerable suma de 17.000 reales. Sin embargo, había un pequeño detalle: ¡el tío estaba muerto!
A pesar de la evidente situación, Érika intentó llevar a cabo el trámite como si nada ocurriera. Incluso, cuando se le preguntaba por el estado de su tío, ella respondía con total naturalidad, asegurando que era algo común en él y que no había motivo de preocupación. La situación rozaba lo surrealista.
Sin embargo, la jugada no pasó desapercibida. Alguien alertó a las autoridades y la mujer fue detenida en el acto. El intento de fraude fue desbaratado gracias a la rápida intervención policial.
Este hecho nos recuerda que la realidad muchas veces supera a la ficción, y que en Brasil, tierra de historias extravagantes, siempre hay sorpresas inesperadas.
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