En una reciente entrevista en Y Usted Que Opina, el concejal y médico olavarriense Oliver Gamondi reflexionó sobre su trayectoria profesional, su labor política y su postura ante la reactivación municipal de la fabricación de medicamentos en el hospital local.
Oliver Gamondi, de 39 años, es oriundo de Olavarría y creció en el campo cerca de Sierra Bayas antes de instalarse definitivamente en la ciudad. Se graduó como médico en la Universidad de Buenos Aires en 2010 y desde entonces acumula experiencia tanto en el ámbito público como privado. «Me recibí joven, a los 24, y ya llevo casi 15 años ejerciendo», contó. Actualmente se desempeña como especialista en medicina interna, trabaja en el Instituto Médico y en su consultorio particular, además de ejercer la docencia en UNICEN en el área de fisiología y medicina cardiovascular y respiratoria.
Gamondi relató que su interés por la política nació por la necesidad de aportar al debate público y abordar los problemas que afectan a la comunidad: «No es que uno busca los problemas, los problemas te buscan a vos. Si queremos cambiar las cosas, hay que meterse para llevar el debate a otro nivel». Aunque nunca militó en su juventud, sí creció en un entorno familiar donde la discusión política era habitual, especialmente gracias a sus abuelos.
Consultado sobre la reciente decisión municipal de volver a producir medicamentos en el Hospital, Gamondi aclaró que su postura no es una oposición total, sino una crítica constructiva centrada en la calidad y eficiencia. «Si los medicamentos producidos localmente pueden garantizar los mismos estándares que los de laboratorios reconocidos, bienvenido sea. Pero si no, termina siendo más caro y menos efectivo», sostuvo. Hizo referencia a experiencias pasadas en las que los fármacos fabricados en el hospital no eran terapéuticamente equivalentes a los de la industria y eso llevaba a tratamientos más largos e internaciones extendidas.
Gamondi explicó que la eficacia de los medicamentos depende, entre otras cosas, de detalles como la protección contra la luz en los empaques, que mantienen la estabilidad de la droga. Relató que en el hospital se utilizaban envases plásticos para comprimidos sensibles como el enalapril, lo cual degradaba el producto. «No son medicinas truchas, pero pueden perder eficacia si no se cuida el proceso», advirtió.
El concejal resaltó que toda producción debe estar regulada y controlada, aludiendo a la intervención de ANMAT y laboratorios de control universitarios, aunque subrayó que más allá de esos controles, existen factores industriales y tecnológicos que también inciden en el producto final.
Gamondi fue más allá y sugirió que Olavarría podría beneficiarse de implementar un parque industrial farmacéutico, aprovechando recursos y materias primas locales como la dolomita —rica en magnesio— para manufacturar comprimidos y agregar valor. Consideró que esto generaría empleo y diversificaría la economía local.
El médico y concejal también contó su experiencia impulsando la reparación y pintura de la escuela Normal junto a la cooperadora y familias, reivindicando la capacidad de organización comunitaria sin depender siempre del Estado. «El Estado debe simplificar y hacer lo que corresponde. Mucho puede realizarse entre los ciudadanos y las organizaciones», destacó.
La charla derivó en cuestiones sobre la política nacional, las denuncias de corrupción y la crisis económica. Gamondi defendió la «batalla de las ideas» propuesta por Javier Milei: «Milei ha hecho mucho por el debate público y la educación económica. El problema argentino es que se pensó mal durante mucho tiempo; cambiar la manera de pensar es una tarea colectiva».
En relación a su rol como concejal, Gamondi admitió los desafíos de insertarse en la política: «Es complejo. A uno se le caen algunos pelos y aparecen canas, pero hay que dar la discusión y buscar soluciones entre todos».
