La nueva disposición gubernamental implica un incremento que supera el 156% y, en algunos casos, alcanzará el 200% para la clase media. Además, las alzas son acumulativas respecto a las tarifas anteriores, con ajustes que llegan hasta el 400%, principalmente para hogares de mayores ingresos.
La Secretaría de Energía ha acotado el consumo máximo subsidiado para hogares de ingresos bajos y medios, al tiempo que continúa con la eliminación de la ayuda estatal a familias de ingresos o patrimonios altos. Estos cambios se aplicarán de manera retroactiva desde el 1 de junio.
Según los detalles proporcionados por la Secretaría de Energía, el impacto se reflejará en las facturas finales tanto de gas como de electricidad. Por ejemplo, para un usuario residencial de ingresos medios (N3) con un consumo promedio, se prevé un aumento del 156% en la factura de electricidad y del 10% en la de gas.
Es importante destacar que, si bien el precio de referencia para el gas será de US$3,29 el millón de BTU para todos los usuarios, habrá bonificaciones proporcionales hasta cierto límite de consumo para los usuarios de ingresos bajos y medios.
Este aumento se suma a los incrementos aplicados en meses anteriores, lo que implica un impacto significativo en el bolsillo de los usuarios. Aquellos que no se hayan inscrito en el Registro de Acceso a los subsidios a la Energía (RASE) podrían quedar excluidos del beneficio, incluso si perciben asistencia, en un plazo de 60 días.
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